¡Qué suerte que existas! Y por suerte no sólo existes, sino que existes y estás a mi lado. Quizás no sólo sea suerte, tal vez fue obra de Dios, y fue él quién me premió con tu gran amor y tu compañía. Sin imaginarlo un día apareciste para darle otro sentido a mi vida, para esconder recuerdos y abrazar los miedos; cambiaste mi vida y has estado para ayudarme, apoyarme, aconsejarme, apapacharme en todo momento desde tu llegada, por todo eso y más ¡Gracias! Amor, ahora vamos a comenzar una aventura más juntos y estoy lista para una eternidad a tu lado.